
¿Quién soy?
Mi nombre es Carlos Kyber, y la magia no es solo mi pasión, también es mi profesión y mi forma de entender el mundo.
Mi historia con la magia empieza en casa de mis abuelos. Desde que era niño, los juegos de cartas como el tute o la brisca formaban parte de cada visita. Recuerdo con especial cariño esas tardes, riendo con mis abuelos mientras repartíamos cartas sobre la mesa. Todo parecía normal… hasta que un día, mi abuelo Mariano me enseñó a mezclar a la americana. Ese pequeño gesto, aparentemente sencillo, lo cambió todo. Fue la primera vez que sentí una conexión especial con las cartas. Un “click” que despertó en mí una curiosidad imparable.
Por entonces ya conocía juegos como el clásico Magia Borrás, pero algo había cambiado. Empecé a explorar por mi cuenta, buscando trucos, técnicas, movimientos... Así descubrí el cardistry, el arte de manipular cartas con habilidad, ritmo y belleza. Esta disciplina no solo me permitió ganar destreza con las manos, también me enseñó a expresarme sin palabras, a crear belleza en el movimiento, y a dominar la herramienta que más me ha acompañado desde entonces: la baraja.
Poco a poco, empecé también a estudiar magia de forma autodidacta. Desde los 10 años, la magia ha ido creciendo conmigo, acompañándome cada día. No es solo un hobby o una afición, es parte de mi identidad. Me ha formado, me ha enseñado a observar, a comunicar y a conectar con las personas.
Hoy, como mago profesional, disfruto creando experiencias únicas para el público. Me gusta darle a cada actuación un toque especial, hacer que cada persona que asiste a uno de mis espectáculos sienta que ha vivido algo irrepetible. Porque eso es la magia para mí: contar historias, provocar emociones, sorprender, reír, compartir momentos que se quedan en la memoria, como un buen sueño del que nadie quiere despertar.
No busco solo hacer trucos. Quiero que el público lo pase bien, que se ría, que se emocione. Quiero que olviden sus preocupaciones durante un rato y se dejen llevar, conmigo, a un lugar donde lo imposible sucede ante sus ojos.
Si algo he aprendido en este camino, es que la magia no está en las manos, ni en las cartas. La magia está en las personas, en la mirada de quien se asombra, en la risa compartida, en las historias, en el silencio justo antes del misterio... y en la energía que se crea cuando alguien, por un instante, vuelve a creer en lo imposible, a tener ilusión, a ser un niño de nuevo.

Si quieres ver como es mi magia te invito a ver mi galería o mi Instagram!